viernes, 8 de agosto de 2008


Oscar Wilde nació en Dublín, Irlanda, en 1854 y falleció en París en 1900.

Su obra en cuento, drama y novela es bien conocida: El Fantasma de Canterville, El Retrato de Doryan Grey, El Príncipe Feliz, El Ruiseñor y La Rosa, El Cumpleaños De La Infanta, El Gigante Egoísta, La Importancia de Llamarse Ernesto...

Más por morbosidad que por reivindicación de los derechos humanos, se ha hecho célebre también su condición homosexual.

Pero poco se ha hablado de su pensamiento político, expresado en su ensayo El Alma del Hombre Bajo el Socialismo, en el cual muestra una tendencia claramente anarquista -con los matices culturales propios de la época en que le tocó vivir-. En el ensayo critica fuertemente la propiedad privada y la degradación del ser humano respecto a ciertos tipos de trabajo; además rescata el concepto del individualismo, no como expresión desenfrenada de egoísmo, sino como el desarrollo de la verdadera personalidad de cada ser humano; el desarrollo de sus cualidades y virtudes. En el escrito también plasma el papel que en su criterio debe ocupar la ciencia y la tecnología en la vida en sociedad.

Nos dice Wilde entre otras cosas que: "El Socialismo, el Comunismo, o como uno quiera llamarlo, al convertir la propiedad privada en riqueza pública, y al reemplazar la competencia por la cooperación, restituirá a la sociedad su condición de organismo sano, y asegurará el bienestar material de cada miembro de la comunidad"

Pueden leer el ensayo completo y una breve introducción al mismo desde aquí